El PRI tiene dos caras: la mala y la peor. La primera es la de la ineficiencia gubernamental, los servicios públicos de mala calidad, las obras de infraestructura costosas y mal ejecutadas, la inseguridad en las calles, las ocurrencias y decisiones carentes de todo sentido, etc. La cara peor es la que, además, hace negocio con todo lo anterior.
El PRI malo es el que ha ocasionado las peores crisis económicas en México y en los estados en los que ha gobernado. Nadie como un priista para endeudar absurdamente al país o a entidades como Coahuila, Chihuahua, Nuevo León o Veracruz. Y nadie para, de paso, enriquecerse a costa de esos pasivos como los gobernadores que estuvieron al frente de esos estados, algunos en la cárcel, otros prófugos de la justicia
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